June dice: la calle empedrada en Berna
Hubo un momento muy extraño, donde toda la compañía desapareció hacia distintos lugares del mapa. June no lo esperaba, contaba con volver a casa con sus cachorras agarradas a sus faldas. Pero las cachorras habían crecido y tenían sus propios planes. Planes tenían también las amigas de otros países, cosas como volver a su país.
Le dieron un beso y se fueron en un revoloteo. Quedo una, la hija mayor, con la mirada noble y la adolescencia pegada a la piel de la frente. Despareció también, sin casi esperarlo.
June levantó la vista. Entre la multitud asomaba una cabeza despeinada, parecía una persona sonriene y divertida, hablaba y hacía chistes y, probablemente, su nivel de alcohol en sangre sobrepasaba los máximos permitidos.
June se sintió muy mal. Muy sola. No le quedaba el recuerdo de la tarde comiendo cacahuetes. Solamente la soledad.
Lo que parecía una persona resultó ser un escorpión con las piernas increiblemente largas. Entonces June hizo una llamada y se fue a un concierto. Con un poco de susto y temblorosa, confundir a un ser humano con un escorpión es peligroso, cuando éste mide más de dos metros.
Por lo demás, nada. Todo bien. Suena Wolf Alice sin descanso
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