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Qué bien cuando sueño todas las noches, y cada noche arreglo un conflicto.

Hoy ha sido con alguien que debería compartir conmigo muchas decisiones, y mucha carga económica, pero que ha decidido no hacerlo. Su posición es la misma que el partido en la oposición, y es algo en lo que ha demostrado auténtica maestría, y por tanto, una estupidez alarmante. El estar en contra por sistema de todo lo que proponga el partido gobernante, simplemente por cumplir con el deber de estar en la oposición y sin tener en cuenta la viabilidad o las posibilidades de la propuesta, es simplemente de imbéciles.

Pues bien, este imbécil ha colgado una espada de Damocles en el techo de mi casa. Y todo lo que decido es mal. Y a veces es tan difícil encontrar la razón por la que mis decisiones son mal, que sigue aumentando en estupidez. Hasta esta noche. Esta noche he soñado que le explicaba mis problemas económicos, y lo injusto que me parece que su cuenta vaya aumentado de dígitos mientras que la mía roza el rojo a partir del 5 de cada mes. Y que al final, mi inversión es la suya, aunque por alguna extraña razón judicial se pueda ir de rositas sin asumir su responsabilidad más que como la asume el padre que duerme debajo de un puente y pide en la puerta de la iglesia. Y me decía que es verdad, que no me preocupe, que va a vender una pieza de joyería (?) que está valorada en 144.000 €, y que mira, aquí está el justificante que lo demuestra. Y que con ese dinero que sería para mí, tendría bastante para seguir sin preocuparme del dinero. Y que me iban a echar del trabajo, pero que con ese dinero estaría bien.

Entonces yo me iba a por el metro, en esa estación con la que he soñado tantas veces, siguiendo el rio de gente hacia alguna dirección que nunca conozco.

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